lunes, 25 de noviembre de 2013

Café Literario del Oeste (22 de noviembre de 2013)

Los edificios son piedra fría. Los nombres son sucesiones de letras. Lo que da vida a un espacio, es la gente que lo compone.
En abril de 2013 junto con colegas de las letras locales comenzamos un nuevo proyecto en San Justo. El Café Literario del Oeste abría sus puertas, el cuarto viernes del mes, en el Centro Cultural Jorge Luis Congett.
Se trata de un espacio destinado a la difusión de la literatura como un bien cultural accesible a todas las personas, cualquiera sea su ideología, credo o situación económica. Por eso la entrada es libre y gratuita.
Desde el principio, la funciones de coordinador recayeron en mí. Nunca pretendí ser erudito, ni siquiera saber escribir bien. Ya conozco mis limitaciones. Simplemente, intento ser un moderador, y asegurar que todos tengan la oportunidad de expresarse. Avispar a los moderados, y moderar a los avispados.
Y entre libros, lecturas y cálidos debates, llegamos al 22 de noviembre, al último encuentro del 2013. En esta oportunidad, participaron los escritores Ramiro Campos, Adriana Cantero, Julián Díaz, Ricardo Díaz Montarte, Marilaria Estevez, Alberto Fontana, Víctor Hugo Ibañez, Lía Miersch, Norma Ester Montenegro, Alberto Oris, Roque Antonio Salvatore, Elisa Mercedes Strinatti y Raquel Szulman.
A modo de presente, se entregaron diplomas a los autores participantes del ciclo durante el 2013, además de señaladores artesanales diseñados y manufacturados por Adriana Cantero. Un modo sencillo de agradecerles por compartir su tiempo y sus letras.
Me gustaría extender mi agradecimiento a todos los autores que visitaron el Café Literario del Oeste en encuentros anteriores: Nicolás Avaca, Blas Barragán Marino, Gino Bencivenga, Nora Coria, Fernando Figueras, Eduardo Antonio Heras, Graciela Incostante, Marta Martínez, Alba Murúa, José Enrique Paredero, Adela Margarita Salas, Ricardo Agustín Valdez y Fernando Vega. También quiero agradecer a Miguel Feniello, director del Centro Cultural Congett, que nos ha invitado a continuar el ciclo el año que viene. Y a Andrea Dagnillo, que realizó las gestiones iniciales.
Gracias, por convertir la piedra en Palabra, la Palabra en vida. Nos vemos en 2014.

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